Querida Máxima,

Felicitaciones por ser la ganadora de Sudamérica del Premio Goldman. Escuché que te has preguntado cómo una mujer campesina analfabeta de pasado humilde pudo resultar escogida, pues ahora sabes que eres increíblemente fuerte porque desafiaste a una poderosa empresa minera de oro y cobre para proteger los derechos de tu familia y las comunidades de Cajamarca.

 

Tus acciones van más allá de saber leer y escribir, y tu contribución a la lucha es fuente de inspiración para muchos, no solo en Cajamarca sino incluso fue del Perú. De hecho, generaste una corriente de solidaridad que llevó el “¡Somos  Máxima!” a todo el mundo. (Admito que pegué una foto tuya en la tapa de mi libreta de notas).

Aunque muchos reconocen tu coraje, no todos te conocen personalmente ni saben que eres una persona agradable y generosa, cuya sonrisa ilumina. Siempre te fijaste que tuviera comida en mi plato, como jugando a ser mi mamá peruana. (Me intriga ver tu reacción cuando en San Francisco y Washington no encuentres papas en la comida). Tu amor por tus hijos y nietos se traduce en el compromiso de luchar por un mundo mejor para ellos.

Sé que experimentas momentos de tensión y presiones que quizá nunca llegue a dimensionar claramente. La lucha contra Minera Yanacocha es una parte difícil de tu vida y quisiera que no hayas tenido que vivirla. Lamento que una vez me dijiste que te sientes un poco sola.

Espero que durante el viaje a Estados Unidos finalmente te des cuenta de que no estás sola en todo esto. De hecho, ocurre precisamente lo contrario, querida amiga.

Con amor,

Maryum